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domingo, 3 de abril de 2016

La UE afirma que España limita la acción judicial contra las hipotecas abusivas.

El TJUE consideran que la ley hipotecaria y la de enjuiciamiento civil no pueden ser los únicos baremos para determinar los abusos.

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (UE) consideracontrarias al Derecho europeo la ley hipotecaria y la ley de enjuiciamiento civil españolas por limitar el margen de maniobra del juez al examinar el carácter abusivo de cláusulas en las hipotecas. Según ha informado esa corte con sede en Luxemburgo, la ley hipotecaria y la ley de enjuiciamiento civil españolas no pueden ser los únicos criterios para calificar de abusiva una cláusula.
El TJUE ha respondido a la consulta de un juzgado de Alcobendas dejando claro que los jueces deben disponer de unmargen de apreciación a la hora de determinar si una cláusula es abusiva, y no estar supeditados únicamente al pie de la letra de las leyes nacionales. El juez que realizó la consulta señalaba que para juzgar una cláusula como abusiva solo sería necesario comprobar si los intereses superan en tres veces el interés legal del dinero, y si había habido falta de pago en tres mensualidades, sin poder tomar en consideración otros elementos.
En un auto, el tribunal declara que la directiva sobre las cláusulas abusivas en los contratos hipotecarios "no permite que el Derecho de un Estado miembro restrinja el margen de apreciación del juez nacional al examinar el carácter abusivo de las cláusulas". En concreto, señala que la directiva "no permite" que la apreciación por el juez del carácter abusivo de unas cláusulas de un contrato de préstamo hipotecario, que fijan el tipo de los intereses de demora y determinan las condiciones del vencimiento anticipado de dicho préstamo, quede limitada a criterios como los definidos en la ley hipotecaria y en la ley de enjuiciamiento civil.
Además, la corte declara que la directiva europea exige a los países "no impedir que el juez deje sin aplicación una cláusula en caso de que la considere 'abusiva'". "Los jueces nacionales no pueden modificar el contenido de la cláusula contractual abusiva, sino que están obligados únicamente a dejarla sin aplicación, anulándola si fuera preciso, a fin de que ésta no produzca efectos vinculantes para el consumidor", recordó.
Para ver la noticia entrar en el enlace: El Periódico Digital
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Se adjunta la Sentencia:

AUTO DEL TRIBUNAL DE JUSTICIA (Sala Décima)
de 17 de marzo de 2016 (*)
«Procedimiento prejudicial — Directiva 93/13/CEE — Cláusulas abusivas en los contratos celebrados con
los consumidores — Préstamos inmobiliarios — Cláusula de intereses de demora — Cláusula de
vencimiento anticipado — Competencias del órgano jurisdiccional nacional — Plazo preclusivo»
En el asunto C‑613/15,
que tiene por objeto una petición de decisión prejudicial planteada, con arreglo al artículo 267 TFUE, por
el Juzgado de Primera Instancia n.° 5 de Alcobendas (Madrid), mediante auto de 24 de abril de 2014,
recibido en el Tribunal de Justicia el 20 de noviembre de 2015, en el procedimiento entre
Ibercaja Banco, S.A.U.,
y
José Cortés González,
EL TRIBUNAL DE JUSTICIA (Sala Décima),
integrado por el Sr. F. Biltgen, Presidente de Sala, y los Sres. A. Borg Barthet y E. Levits (Ponente),
Jueces;
Abogado General: Sr. M. Szpunar;
Secretario: Sr. A. Calot Escobar;
vista la decisión adoptada por el Tribunal de Justicia, tras oír al Abogado General, de resolver mediante
auto motivado de conformidad con el artículo 99 de su Reglamento de Procedimiento,
dicta el siguiente
Auto
La petición de decisión prejudicial versa sobre la interpretación de los artículos 3, apartado 1, 4,
apartado 1, 6, apartado 1, y 7, apartado 1, de la Directiva 93/13/CEE del Consejo, de 5 de abril de
1993, sobre las cláusulas abusivas en los contratos celebrados con consumidores (DO L 95, p. 29).
Esta petición ha sido formulada en el marco de un litigio entre Ibercaja Banco, S.A.U. (en lo sucesivo,
«Ibercaja»), y el Sr. González, en relación con un procedimiento de ejecución hipotecaria.
Marco jurídico
Directiva 93/13
El artículo 3, apartado 1, de la Directiva 93/13 está así redactado:
«Las cláusulas contractuales que no se hayan negociado individualmente se considerarán abusivas si,
pese a las exigencias de la buena fe, causan en detrimento del consumidor un desequilibrio importante
entre los derechos y obligaciones de las partes que se derivan del contrato.»
El artículo 4, apartado 1, de dicha Directiva precisa:
«[...] el carácter abusivo de una cláusula contractual se apreciará teniendo en cuenta la naturaleza de
los bienes o servicios que sean objeto del contrato y considerando, en el momento de la celebración del
mismo, todas las circunstancias que concurran en su celebración, así como todas las demás cláusulas del
contrato, o de otro contrato del que dependa.»
El artículo 6, apartado 1, de la Directiva 93/13 dispone:
«Los Estados miembros establecerán que no vincularán al consumidor, en las condiciones estipuladas por
sus Derechos nacionales, las cláusulas abusivas que figuren en un contrato celebrado entre éste y un
profesional y dispondrán que el contrato siga siendo obligatorio para las partes en los mismos términos,
si éste puede subsistir sin las cláusulas abusivas.»
A tenor del artículo 7, apartado 1, de la citada Directiva:
«Los Estados miembros velarán por que, en interés de los consumidores y de los competidores profesionales, existan medios adecuados y eficaces para que cese el uso de cláusulas abusivas en los
contratos celebrados entre profesionales y consumidores.»
Derecho español
Con arreglo al artículo 83 del texto refundido de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y
Usuarios y otras leyes complementarias, aprobado por el Real Decreto Legislativo 1/2007, de 16 de
noviembre (BOE n.º 287, de 30 de noviembre de 2007, p. 49181), en su redacción aplicable en el
momento en que tuvieron lugar los hechos del litigio principal:
«1. Las cláusulas abusivas serán nulas de pleno derecho y se tendrán por no puestas.
[...]»
La Ley de Enjuiciamiento Civil, en su versión modificada por la Ley 1/2013, de 14 de mayo, de medidas
para reforzar la protección a los deudores hipotecarios, reestructuración de deuda y alquiler social (BOE
n.º 116, de 15 de mayo de 2013, p. 36373) (en lo sucesivo, «LEC»), dispone en su artículo 561,
apartado 1, punto 3:
«Cuando se apreciase el carácter abusivo de una o varias cláusulas, el auto que se dicte determinará las
consecuencias de tal carácter, decretando bien la improcedencia de la ejecución, bien despachando la
misma sin aplicación de aquéllas consideradas abusivas.»
Según el artículo 693 de la LEC:
«1. Lo dispuesto en este Capítulo será aplicable al caso en que deje de pagarse una parte del capital
del crédito o los intereses, cuyo pago deba hacerse en plazos, si vencieren al menos tres plazos
mensuales sin cumplir el deudor su obligación de pago o un número de cuotas tal que suponga que el
deudor ha incumplido su obligación por un plazo al menos equivalente a tres meses. […]
2. Podrá reclamarse la totalidad de lo adeudado por capital y por intereses si se hubiese convenido el
vencimiento total en caso de falta de pago de, al menos, tres plazos mensuales sin cumplir el deudor su
obligación de pago o un número de cuotas tal que suponga que el deudor ha incumplido su obligación
por un plazo, al menos, equivalente a tres meses, y este convenio constase en la escritura de
constitución.
[...]»
De conformidad con el artículo 695 de la LEC:
«1. En los procedimientos a que se refiere este Capítulo sólo se admitirá la oposición del ejecutado
cuando se funde en las siguientes causas:
[...]
4.ª El carácter abusivo de una cláusula contractual que constituya el fundamento de la ejecución o
que hubiese determinado la cantidad exigible.
[...]»
El artículo 114 de la Ley Hipotecaria, en su versión modificada por la Ley 1/2013 (en lo sucesivo, «Ley
Hipotecaria»), tiene la siguiente redacción:
«[...]
Los intereses de demora de préstamos o créditos para la adquisición de vivienda habitual, garantizados
con hipotecas constituidas sobre la misma vivienda, no podrán ser superiores a tres veces el interés
legal del dinero y sólo podrán devengarse sobre el principal pendiente de pago. Dichos intereses de
demora no podrán ser capitalizados en ningún caso, salvo en el supuesto previsto en el artículo 579.2.a)
de la [LEC].»
Según la disposición transitoria segunda de la Ley 1/2013:
«La limitación de los intereses de demora de hipotecas constituidas sobre vivienda habitual prevista en
el artículo 3, apartado dos, será de aplicación a las hipotecas constituidas con posterioridad a la entrada
en vigor de esta Ley.
Asimismo, dicha limitación será de aplicación a los intereses de demora previstos en los préstamos con
garantía de hipoteca sobre vivienda habitual, constituidos antes de la entrada en vigor de la Ley, que se
devenguen con posterioridad a la misma, así como a los que habiéndose devengado en dicha fecha no
hubieran sido satisfechos.
En los procedimientos de ejecución o venta extrajudicial iniciados y no concluidos a la entrada en vigor
de esta Ley, y en los que se haya fijado ya la cantidad por la que se solicita que se despache ejecución o
la venta extrajudicial, el Secretario judicial o el Notario dará al ejecutante un plazo de 10 días para que
recalcule aquella cantidad conforme a lo dispuesto en el apartado anterior.»
La disposición transitoria cuarta de la Ley 1/2013 indica:

«1. La modificaciones de la [LEC], introducidas por la presente Ley serán de aplicación a los procesos
de ejecución iniciados a su entrada en vigor, únicamente respecto a aquellas actuaciones ejecutivas
pendientes de realizar.
2. En todo caso, en los procedimientos ejecutivos en curso a la entrada en vigor de esta Ley en los
que haya transcurrido el periodo de oposición de diez días previsto en el artículo 556.1 de la [LEC], las
partes ejecutadas dispondrán de un plazo preclusivo de un mes para formular un incidente
extraordinario de oposición basado en la existencia de las nuevas causas de oposición previstas en [las
causas] 7.ª del artículo 557.1 y 4.ª del artículo 695.1 de la [LEC].
El plazo preclusivo de un mes se computará desde el día siguiente a la entrada en vigor de esta Ley y la
formulación de las partes del incidente de oposición tendrá como efecto la suspensión del curso del
proceso hasta la resolución del incidente, conforme a lo previsto en los artículos 558 y siguientes y 695
de la [LEC].
Esta Disposición transitoria se aplicará a todo procedimiento ejecutivo que no haya culminado con la
puesta en posesión del inmueble al adquirente conforme a lo previsto en el artículo 675 de la [LEC].
3. Asimismo, en los procedimientos ejecutivos en curso en los que, a la entrada en vigor de esta Ley,
ya se haya iniciado el periodo de oposición de diez días previsto en el artículo 556.1 de la [LEC], las
partes ejecutadas dispondrán del mismo plazo preclusivo de un mes previsto en el apartado anterior
para formular oposición basada en la existencia de cualesquiera causas de oposición previstas en los
artículos 557 y 695 de la [LEC].
[...]»
Litigio principal y cuestiones prejudiciales
El 5 de marzo de 2007, Ibercaja celebró un contrato de préstamo hipotecario con el Sr. Cortés González
y la Sra. Barrio Ortega.
La cláusula 6 de ese contrato, con la rúbrica «intereses de demora», prevé que, en caso de retraso en el
pago, se devengarán intereses de demora del 19 % nominal anual.
En virtud de la cláusula 6 bis de dicho contrato, con la rúbrica «vencimiento anticipado», el banco puede
declarar el vencimiento anticipado de la totalidad del préstamo en caso de falta de pago de cualquiera de
los vencimientos de intereses y plazos de amortización del capital prestado.
Basándose en estas estipulaciones contractuales, Ibercaja presentó el 14 de abril de 2010 demanda
solicitando la iniciación de un procedimiento de ejecución para obtener el cobro de 190 743,30 euros en
concepto de capital del préstamo, 38 000 euros en concepto de intereses de mora, y 20 000 euros por
costas y gastos.
Los prestatarios formularon oposición a la ejecución hipotecaria alegando el carácter «abusivo», en el
sentido de la Directiva 93/13, de las cláusulas 6 y 6 bis del contrato en cuestión.
Asimismo, los ejecutados consideran que el establecimiento, en la disposición transitoria cuarta de la
Ley 1/2013, de un plazo preclusivo de un mes contado a partir de la entrada en vigor de esa Ley para
hacer valer las causas de oposición asociadas al carácter abusivo de una cláusula contractual, en el
sentido de la Directiva 93/13, es contrario a lo dispuesto en esta Directiva.
El órgano jurisdiccional remitente, que conoce del procedimiento de ejecución, desea conocer el alcance
de sus obligaciones y facultades en circunstancias como las que concurren en el litigio principal. En
particular, solicita orientación acerca de los elementos que debe tomar en consideración para apreciar el
carácter abusivo, en el sentido de la Directiva 93/13, de las cláusulas controvertidas en el litigio
principal, habida cuenta de lo dispuesto en el artículo 114 de la Ley Hipotecaria, por lo que se refiere a
los intereses de demora, y en el artículo 693 de la LEC, por lo que respecta a la declaración del
vencimiento anticipado.
En esas circunstancias, el Juzgado de Primera Instancia n.º 5 de Alcobendas (Madrid) decidió suspender
el procedimiento y plantear al Tribunal de Justicia las siguientes cuestiones prejudiciales:
«1) ¿Los artículos [3, apartado 1, 4, apartado 1, 6, apartado 1, y 7, apartado 1, ] de la Directiva 93/13[…]
se oponen a una norma nacional, como el artículo 114 de la Ley Hipotecaria, que sólo permite al juez
nacional, para valorar el carácter abusivo de una cláusula que fija los intereses de demora, comprobar si
el tipo de interés pactado supera 3 veces el tipo de interés legal y no otras circunstancias?
2) ¿Los artículos [3, apartado 1, 4, apartado 1, 6, apartado 1, y 7, apartado 1,] de la Directiva 93/13[…] se
oponen a una norma nacional, como el artículo 693 [de la] LEC, que permite reclamar de forma
anticipada la totalidad del préstamo por incumplimiento de tres cuotas mensuales, sin tener en cuenta
otros factores como la duración o la cuantía del préstamo o cualesquiera otras causas concurrentes relevantes y que, además, condiciona la posibilidad de evitar los efectos de dicho vencimiento anticipado
a la voluntad del acreedor[,] salvo en los casos de hipoteca que grave la vivienda habitual [del
deudor]?»
Sobre las cuestiones prejudiciales
Con arreglo al artículo 99 del Reglamento de Procedimiento del Tribunal de Justicia, cuando la respuesta
a una cuestión prejudicial pueda deducirse claramente de la jurisprudencia o cuando la respuesta a tal
cuestión no suscite ninguna duda razonable, el Tribunal podrá decidir en cualquier momento, a
propuesta del Juez Ponente y tras oír al Abogado General, resolver mediante auto motivado.
Dicha disposición es de aplicación en la presente remisión prejudicial.
Mediante sus cuestiones prejudiciales, que procede analizar conjuntamente, el órgano jurisdiccional
remitente pregunta, fundamentalmente, si los artículos 3, apartado 1, 4, apartado 1, 6, apartado 1, y 7,
apartado 1, de la Directiva 93/13 se oponen a disposiciones nacionales con arreglo a las cuales la
apreciación por parte del juez del carácter abusivo de las cláusulas de un contrato de préstamo
hipotecario relativas, por una parte, al tipo de intereses de demora y, por otra parte, al vencimiento
anticipado del contrato en cuestión, depende exclusivamente, respecto de la primera, de la cuantía de
dicho tipo y, respecto de la segunda, del número de mensualidades que se encuentren en mora de pago.
Con carácter preliminar, debe recordarse que el Tribunal de Justicia ha resuelto que los artículos 6 y 7
de la Directiva 93/13 deben interpretarse en el sentido de que se oponen a una disposición transitoria
nacional, como la disposición transitoria cuarta de la Ley 1/2013, que impone a los consumidores,
respecto de los que se ha iniciado un procedimiento de ejecución hipotecaria antes de la fecha de
entrada en vigor de la Ley de la que forma parte esa disposición y que a esa fecha no ha concluido, un
plazo preclusivo de un mes, calculado a partir del día siguiente al de la publicación de esa Ley, para
formular oposición a la ejecución forzosa sobre la base del carácter supuestamente abusivo de cláusulas
contractuales (sentencia BBVA, C‑8/14, EU:C:2015:731, apartado 42).
Una vez recordado esto, debe señalarse que del auto de remisión resulta, por una parte, que el artículo
114 de la Ley Hipotecaria establece una limitación de los intereses de demora respecto de los préstamos
o los créditos destinados a la adquisición de la vivienda habitual y garantizados mediante hipotecas
constituidas sobre la vivienda en cuestión. De este modo, se prevé que en los procedimientos de
ejecución o venta extrajudicial iniciados y no concluidos a la entrada en vigor de la Ley 1/2013 ―esto es,
el 15 de mayo de 2013―, y en los que se haya fijado ya la cantidad por la que se solicita que se
despache ejecución o la venta extrajudicial, tal cantidad deberá ser recalculada aplicando un interés de
demora calculado a partir de un tipo no superior a tres veces el interés legal del dinero cuando el tipo del
interés de demora fijado en el contrato de préstamo hipotecario exceda de ese límite.
Por otra parte, el artículo 693 de la LEC permite al acreedor reclamar anticipadamente, a través del
procedimiento de ejecución hipotecaria, la totalidad de un préstamo garantizado mediante hipoteca
cuando el deudor incumple su obligación de pagar, al menos, tres plazos mensuales, siempre que esta
facultad de declarar el vencimiento anticipado haya sido convenida en la escritura de constitución del
préstamo.
Según el órgano jurisdiccional remitente, de lo anterior se sigue que, en aplicación de una normativa
nacional de esa naturaleza, el juez, cuando deba apreciar el carácter abusivo de una cláusula de un
contrato de préstamo hipotecario, como el que constituye el objeto del litigio principal, relativa al tipo de
los intereses de demora, sólo podrá comprobar si el tipo de intereses pactado por las partes es superior
a tres veces el interés legal del dinero, sin que tenga la posibilidad de tomar en consideración a este
respecto otros elementos. Asimismo, tal normativa impide que ese juez, cuando deba pronunciarse
acerca del carácter abusivo de una cláusula de un contrato de ese tipo relativa al vencimiento anticipado
del mismo, tenga en cuenta cualquier otra circunstancia que no consista en la falta de pago de tres
mensualidades.
Ahora bien, debe recordarse a este respecto que, en virtud del artículo 3, apartado 1, de la Directiva
93/13, una cláusula se considerará «abusiva» si causa en detrimento del consumidor un desequilibrio
importante entre los derechos y obligaciones de las partes que se derivan del contrato celebrado entre
ese consumidor y un profesional.
De lo anterior se deriva que corresponde al juez nacional comprobar si cláusulas como las que
constituyen el objeto del litigio principal provocan efectivamente tal desequilibrio en detrimento del
consumidor.
Asimismo, el artículo 4, apartado 1, de la Directiva 93/13 precisa que el carácter abusivo de una cláusula contractual deberá apreciarse teniendo en cuenta la naturaleza de los bienes o servicios que
sean objeto del contrato y tomando en consideración, en el momento de la celebración del mismo, todas
las circunstancias que concurran en su celebración.
El Tribunal de Justicia ha deducido de las anteriores consideraciones que, en esta perspectiva, deben
apreciarse también las consecuencias que dicha cláusula puede tener en el marco del Derecho aplicable
al contrato, lo que implica un examen del sistema jurídico nacional (sentencia Unicaja Banco y
Caixabank, C‑482/13, C‑484/13, C‑485/13 y C‑487/13, EU:C:2015:21, apartado 37, y auto Banco Grupo
Cajatres, C‑90/14, EU:C:2015:465, apartado 27).
Así pues, los artículos 3, apartado 1, y 4, apartado 1, de la Directiva 93/13 no permiten que la
apreciación, por parte del juez nacional, del carácter abusivo, en el sentido de esta Directiva, de una
cláusula de un contrato de préstamo hipotecario que fija el tipo de los intereses de demora y de una
cláusula del mismo contrato que determina las condiciones del vencimiento anticipado del préstamo
quede limitada a criterios como los definidos en el artículo 114 de la Ley Hipotecaria y en el artículo 693
de la LEC.
Por lo que respecta a las consecuencias que deban extraerse en caso de que el juez considere abusivas
cláusulas contractuales como las que constituyen el objeto del litigio principal, debe señalarse que el
artículo 6, apartado 1, de la Directiva 93/13 impone expresamente a los Estados miembros la obligación
de establecer que tales cláusulas «no vincularán al consumidor».
El Tribunal de Justicia ya ha tenido ocasión de interpretar la citada disposición en el sentido de que
incumbe a los tribunales nacionales que aprecien el carácter abusivo de las cláusulas contractuales
deducir todas las consecuencias que, según el Derecho nacional, se derivan de ello, a fin de evitar que
estas cláusulas vinculen al consumidor. En efecto, se trata de una disposición imperativa que pretende
reemplazar el equilibrio formal que el contrato establece entre los derechos y las obligaciones de las
partes por un equilibrio real que pueda restablecer la igualdad entre éstas (sentencia Banco Español de
Crédito, C‑618/10, EU:C:2012:349, apartado 63).
Habida cuenta de la redacción de la segunda parte de la frase del citado artículo 6, apartado 1, según la
cual el contrato celebrado entre el profesional y el consumidor seguirá siendo obligatorio para las partes
«en los mismos términos», si puede subsistir «sin las cláusulas abusivas», el Tribunal de Justicia
consideró que esta disposición no puede entenderse en el sentido de que permite al juez nacional, en el
supuesto de que éste constate la existencia de una cláusula abusiva en un contrato celebrado entre un
profesional y un consumidor, modificar el contenido de la misma (sentencia Banco Español de Crédito,
C‑618/10, EU:C:2012:349, apartado 71).
En consecuencia, los jueces nacionales están obligados únicamente a dejar sin aplicación la cláusula
contractual abusiva, en su caso procediendo a su anulación, a fin de que ésta no produzca efectos
vinculantes para el consumidor (sentencias Banco Español de Crédito, C‑618/10, EU:C:2012:349,
apartado 65, y Unicaja Banco y Caixabank, C‑482/13, C‑484/13, C‑485/13 y C‑487/13, EU:2015:21,
apartados 28 y 41).
Es cierto que el Tribunal de Justicia también ha reconocido al juez nacional la facultad de sustituir una
cláusula abusiva por una disposición supletoria de Derecho nacional, siempre que esta sustitución se
ajuste al objetivo del artículo 6, apartado 1, de la Directiva 93/13 y permita restablecer un equilibrio real
entre los derechos y las obligaciones de las partes del contrato. No obstante, esta posibilidad queda
limitada a los supuestos en los que la declaración de la nulidad de la cláusula abusiva obligaría al juez a
anular el contrato en su totalidad, quedando expuesto el consumidor de ese modo a consecuencias de tal
índole que representaran para éste una penalización (sentencia Unicaja Banco y Caixabank, C‑482/13,
C‑484/13, C‑485/13 y C‑487/13, EU:2015:21, apartado 33).
No obstante, en el litigio principal, y sin perjuicio de las comprobaciones que a este respecto deba
realizar el órgano jurisdiccional remitente, la anulación de las cláusulas contractuales en cuestión no
parece que pueda acarrear consecuencias negativas para el consumidor, ya que, por una parte, los
importes en relación con los cuales se iniciaron los procedimientos de ejecución hipotecaria serán
necesariamente menores al no incrementarse con los intereses de demora previstos por dichas cláusulas
y, por otra parte, interesa al consumidor que no se declare el vencimiento anticipado del reembolso del
capital prestado (véase, en este sentido, la sentencia Unicaja Banco y Caixabank, C‑482/13, C‑484/13,
C‑485/13 y C‑487/13, EU:2015:21, apartado 34).
Debe añadirse que, habida cuenta de la naturaleza y la importancia del interés público que constituye la
protección de los consumidores, los cuales se encuentran en una situación de inferioridad en relación con los profesionales, la Directiva 93/13 impone a los Estados miembros, tal como se desprende de su
artículo 7, apartado 1, en relación con su vigésimo cuarto considerando, la obligación de prever medios
adecuados y eficaces para que cese el uso de cláusulas abusivas en los contratos celebrados entre
profesionales y consumidores (sentencias Banco Español de Crédito, C‑618/10, EU:C:2012:349,
apartado 68, y Unicaja Banco y Caixabank, C‑482/13, C‑484/13, C‑485/13 y C‑487/13, EU:C:2015:21,
apartado 30).
En este contexto, incumbe al tribunal remitente determinar cuáles son las normas nacionales aplicables
al litigio del que está conociendo, y hacer todo lo que sea de su competencia para interpretarlas, en la
medida de lo posible, a luz de la letra y de la finalidad de la Directiva 93/13, tomando en consideración
el Derecho interno en su conjunto y aplicando los métodos de interpretación reconocidos por éste, con el
fin de garantizar la plena efectividad del artículo 6, apartado 1, de la citada Directiva y alcanzar una
solución conforme con el objetivo perseguido por ésta (véanse, en este sentido, las sentencias Banco
Español de Crédito, C‑618/10, EU:C:2012:349, apartado 72, y Unicaja Banco y Caixabank, C‑482/13,
C‑484/13, C‑485/13 y C‑487/13, EU:C:2015:21, apartado 38).
Habida cuenta de las anteriores consideraciones, procede responder a las cuestiones prejudiciales
planteadas que la Directiva 93/13 debe interpretarse en el sentido de que:
– sus artículos 3, apartado 1, y 4, apartado 1, no permiten que el Derecho de un Estado miembro
restrinja la facultad de apreciación del juez nacional en lo que se refiere a la constatación del carácter
abusivo de las cláusulas de un contrato de préstamo hipotecario celebrado entre un consumidor y un
profesional, y
– sus artículos 6, apartado 1, y 7, apartado 1, exigen que el Derecho nacional no impida que el juez deje
sin aplicación tal cláusula en caso de que aprecie que es «abusiva», en el sentido del artículo 3, apartado
1, de la citada Directiva.
Costas
Dado que el procedimiento tiene, para las partes del litigio principal, el carácter de un incidente
promovido ante el órgano jurisdiccional nacional, corresponde a éste resolver sobre las costas. Los
gastos efectuados por quienes, no siendo partes del litigio principal, han presentado observaciones ante
el Tribunal de Justicia no pueden ser objeto de reembolso.
En virtud de todo lo expuesto, el Tribunal de Justicia (Sala Décima) declara:
La Directiva 93/13/CEE del Consejo, de 5 de abril de 1993, sobre las cláusulas abusivas en los
contratos celebrados con consumidores, debe interpretarse en el sentido de que:
– sus artículos 3, apartado 1, y 4, apartado 1, no permiten que el Derecho de un Estado
miembro restrinja la facultad de apreciación del juez nacional en lo que se refiere a la
constatación del carácter abusivo de las cláusulas de un contrato de préstamo hipotecario
celebrado entre un consumidor y un profesional, y
– sus artículos 6, apartado 1, y 7, apartado 1, exigen que el Derecho nacional no impida que el
juez deje sin aplicación tal cláusula en caso de que aprecie que es «abusiva», en el sentido
del artículo 3, apartado 1, de la citada Directiva.
Firmas
* Lengua de procedimiento: español.

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