Palencia, 22 de febrero de 2018
Érase un banco rescatado con dinero público tan egoísta y avaricioso que una vez que entre toda la gente de un país lo reflotaron, no quiso saber nada de quienes le habían ayudado con mucho esfuerzo y a costa de ver recortados los presupuestos en sanidad, educación, servicios y ayudas sociales. No había dinero para todo -decían- y rescatar a la entidad bancaria era más importante que rescatar a las personas.
Se socializaron los gastos, es decir se repartieron entre toda la ciudadanía que los tuvo que pagar, pero una vez que el banco comenzó a tener beneficios económicos de nuevo, los "paganini" no vieron ni un céntimo. Muy al contrario, este banco malvado continuó ejecutando hipotecas, desahuciando y negándose a negociar con las familias para llegar a una solución... con las mismas familias que le habían ayudado económicamente cuando estaba mal.
Por suerte, el pueblo decidió no quedarse de brazos cruzados y pasar a la acción. Comenzaron a pedir audiencia a Bankia, que así se llamaba el banco feroz, para poder hablar con él, y conseguir soluciones que garantizaran el derecho a la vivienda. Primero lo pedían tímida, educadamente, por las buenas, pero al no recibir respuesta, empezaron a demandarlo en voz alta por las menos buenas.
Así, a base de insistir y señalarle con el dedo delante de todo el pueblo, consiguieron que Bankia Palencia aceptara sentarse a negociar dos casos muy graves que necesitaban urgentemente solución y en los que no se conseguía nada por culpa de la sinrazón de Bankia, el banco feroz.
Este cuento no acaba todavía, el final lo ponemos tú, yo y toda la PAH y las personas que la apoyan, de nosotr@s depende... si seguimos movilizándonos y apoyando a nuestros comPAHs, seguramente esta historia tenga un final feliz
(continuará)....
No hay comentarios:
Publicar un comentario